Cannabis Magazine 200

Reportaje

que hubiera sido recetado de forma legal. A Trump le im- portó todo esto una mierda, y se negó a apoyar dichas enmiendas, oponiéndose a las tres. Pero esto es solo un ejemplo de su posición. Durante su mandato ha usado todo tipo de triquiñuelas legales a nivel federal para dar problemas al ecosistema del can- nabis, bien sean vendedores, cultivadores o consumidores, aunque con las leyes estatales estuvieran permitidas dichas acciones. En el campo de otras drogas, la situación no ha sido mejor. Estados Unidos se ha enfrentado bajo su mandato a las mayores cifras de su historia debidas de muertes por sobredosis de drogas. Dentro de esta problemática, destacaba el asunto del fentanilo y sus análogos, que han inundado el mercado negro de los opioides y opiáceos, sustituyendo a la heroína (en algunos casos adulterándola y en otros su- plantándola) y a los opioides de farmacia que se vendían en las calles. Las pastillas eran imitaciones de las originales que contenían fentanilo o análogos, produciendo sobredosis y muertes como nunca antes se habían visto. “ E N EL CAMPO DE OTRAS DROGAS , LA SITUACIÓN NO HA SIDO MEJOR . E STADOS U NIDOS SE HA ENFRENTADO BAJO SU MANDATO A LAS MAYORES CIFRAS DE SU HISTORIA DEBIDAS A MUERTES POR SOBREDOSIS DE DROGAS

en 1982 a causa de un ataque cardíaco provocado por dé- cadas de consumo abusivo de alcohol. Y si esto podía ser plausible, dado que Trump ni bebe alcohol ni fuma tabaco siquiera, mirando con profundidad en las declaraciones del obeso presidente –antes de alcanzar dicha posición– podemos encontrar que hubo algunas ocasiones en que semostró directamente a favor de la legalización (regulación permisiva) de las drogas en Estados Unidos, sosteniendo en aquel momento que era la mejor forma de luchar contra las mafias que se nutrían de dicho mercado. Y ese debe haber sido uno de los pocos momentos de lucidez que este tipo ha tenido en su vida, que después se encargó de olvidar. Ya antes de ocupar la presidencia, se mostró poco par- tidario de dar pasos en ese sentido, coincidiendo con su rival –Hillary Clinton– en que había que pisar el freno de la legalización del cannabis en Estados Unidos. Ambos, curiosamente, coincidían en ese punto. Al llegar a la pre- sidencia, no tuvo problema en empezar a poner trabas, incluso al uso médico del cannabis. Su primer garrotazo se lo dio a los propios veteranos de guerra, que habían llevado tres enmiendas para ser aprobadas en el estado de Virgina. La primera era para que los seguros de salud médica pudieran prescribir can- nabis medicinal a los veteranos que lo necesitasen; la segunda, para iniciar estudios sobre los riesgos y ventajas del cannabis medicinal, y la tercera, para que no pudieran ser castigados –con la retirada de todos los beneficios económicos y sociales– si daban positivo por cannabis

Pan de setas con hongos psilocibe en crecimiento

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