Cannabis Magazine 200

sílice del que hablábamos y echa unas cuantas bolitas al fondo del tubo Ep- pendorf. Introduce después un pedazo de espuma, algodón o de papel sufi- ciente para bloquear cualquier contacto posible entre el primer estrato desecante y las semillas. Hecho esto, añade la se- milla al final, en la parte superior y cierra el tubo por completo. Ya tendrás listo tu recipientemini y tus semillas es- tarán lo más protegidas de la humedad que es posible. La luz Así como las semillas requieren una protección concreta de la humedad du- rante su almacenamiento, necesitan oscuridad. Que la luz incida directa o in- directamente sobre las semillas puede ser sinónimo de daño y las semillas pue- den tener dificultades para germinar después. Esto tiene fácil solución: bas- ta con hacerse con una cajita opaca dentro de la cual introducir el reci- piente con las semillas. Así, aunque abramos el frigorífico, las semillas no lo notarán, y evitaremos que puedan ser aplastadas por un tomate parlante. Posibles peligros en la con- servación de semillas Hay quien almacena las semillas porque quiere plantarlas poco tiempo después y se decide a hacerlo deposi- tándolas en un armario donde haya poca humedad y oscuridad. Esta opción, aunque posible, siempre es menos re- comendable que la nevera y, por supuesto, desaconsejada si tu intención es que la conservación se dilate en el tiempo. Además, es posible que algún bichín se cuele en tus botes y eche a perder todo tu esfuerzo. Para evitarlo, puedes es- parcir algo de tierra de diatomeas (insecticida natural) en los alrededores del recipiente de almacenaje. Esto, por supuesto, si no es en el refrigerador. Y recuerda: es importante no abrir los botes de las semillas hasta que vayas a plantarlas, pues sería una invitación para cualquier agente contaminante. Ojala toda esta información haya disipado tus dudas y te resulte útil. ¡Mucha suerte y no olvides ponernos al día de tus avances!

el consultorio cannábico Tubo Eppendorf (Mateus Figueiredo, CC BY- SA 4.0, Wikipedia)

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