Cannabis Magazine 200

sensibles a esta problemática y proponen la figura de la “compañera de mimos”. Sería algo así como una persona a la que eliges para poder seguir viéndote con ella en nuevos confinamientos; y, en Países Bajos, con mucho in- genio, plantearon la “compañera de cama”, que seguro que no necesita mucha más explicación. Volviendo al tema que nos ocupa: ¿qué sustancias son las más consumidas en momentos de soledad? ¿Qué impacto tienen los confinamientos en el uso de sustancias en aquellas personas viviendo en hogares unifamiliares? Para responder a estas cuestiones, vamos a echar mano del estudio realizado por Energy Control y ya avanzado en el artículo anterior de esta sección de Cannabis Magazine (número 198), pero en esta ocasión, analizando únicamente al grupo de personas que declararon vivir solas durante el confinamiento que comenzó en marzo. Hay que tener en cuenta que esta no es una muestra representativa de los hogares unifamiliares, pero sí puede servir para hacernos una composición de lugar del fenómeno que nos ocupa. En total, fueron 205 personas (14,4 % de la muestra general), con una media de edad de 36,5 años. La distri- bución por género es como sigue: 60 % de hombres, 37,1 %de mujeres y 2,9 % en la categoría otros o que prefirieron no responder. Las sustancias más consumidas durante el confinamiento fueron, en este orden: alcohol (87,8 %), tabaco (60 %), marihuana (51,3 %), hachís (36,6 %), cocaína (24,2 %), MDMA (22,5 %), speed (20,5 %), ketamina (13,2 %), sedantes con y sin receta (11,3 %), setas (10,3 %), LSD (9,8 %), inhalantes (9,3 %), GHB (4,9 %) y 2-CB (2,9 %). En cuanto a las variaciones en las frecuencias de consumo comparando el confinamiento con el periodo de los doce meses antes del mismo, se pueden extraer varias conclusiones. La gran mayoría de personas redujo o man- tuvo el consumo. Solo aumentó la frecuencia en algún “ PROPONEMOS A CONTINUACIÓN UNA SERIE DE PAUTAS DE REDUCCIÓN DE RIESGOS QUE PUEDEN SERVIR PARA ASESORAR A AQUELLAS PERSONAS QUE DECIDAN COLOCARSE EN SOLEDAD “ grado en alrededor del 10 % o menos de la muestra para cada sustancia, excepto para el speed (situándose el por- centaje de personas que aumentaron el consumo en el 20 %) y el alcohol (37 %). Casi la mitad reconocieron haber comprado drogas durante el confinamiento, principalmente a través de entrega en persona por parte de camellos habituales, no habituales y amistades. A tenor de las respuestas dadas al cuestionario, el confinamiento impactó en la disponibilidad y el precio de las sustancias analizadas, principalmente hachís y marihuana: una mayoría de personas dijo que las encontraban menos disponibles y más caras; y el 34,1 % hizo acopio de drogas antes de la declaración del estado de alarma.

solo o sola es el malestar que se produce cuando las ex- pectativas acerca de la compañía que se desearía tener y la realidad distan en algún grado. Así, una persona puede vivir en un hogar unifamiliar, pero ser feliz porque no ne- cesita a nadie más; y, en cambio, alguien puede convivir con su pareja y sentirse desdichada. A todo esto se une la evidencia de que experimentar soledad afecta al bienestar de la persona e incluso puede tener consecuencias negativas en la salud física, como problemas cardíacos o diabetes, y puede reducir la esperanza de vida (Holt-Lunstad, Smith y Layton, 2010). Una primera conclusión podría ser: no es lo mismo vivir en soledad que sentir soledad. Para complicar un poco más este puzle, en marzo de 2020 llegó un virus que arrasó con la vida que conocíamos, y el impulso innato que tenemos los humanos de conectar con otras personas se está viendo bastante afectado. Incluso, en el momento de escribir estas líneas, algunos gobiernos europeos son “ C ASI LA MITAD RECONOCIERON HABER COMPRADO DROGAS DURANTE EL CONFINAMIENTO , PRINCIPALMENTE A TRAVÉS DE ENTREGA EN PERSONA POR PARTE DE CAMELLOS HABITUALES , NO HABITUALES Y AMISTADES

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